Salvo criminales, psicópatas, resentidos y unos cuantos amargados que no tienen consideración ni con su madre, el resto de la población está interesada en una convivencia grata en la cual cada persona respeta los derechos del otro. No es sino visitar cualquier país medianamente civilizado para darse cuenta que caminar por la calle puede ser un placer.Cada ciudadano puede contribuir a mejorar la convivencia ciudadana con simplemente actuar de acuerdo a principios fundamentales que han sido resumidos en la olvidada urbanidad de Carreño. A continuación se editan, para los tiempos actuales, algunos de ellos.
*Exigir a las autoridades que los arreglen (los andenes) pues en realidad son trochas por las cuales es imposible conducir una silla de ruedas sin desnucar al enfermo.*Poner en cintura al enjambre de vehículos de todas las especificaciones que se ponen de ruana las normas más elementales del tránsito y que manejan arriesgando la vida propia y la de los demás; algo que es considerado un delito en la mayor parte del mundo civilizado (reckless driving). Recordando que si las normas no se cumplen no es solo es por la conducta monárquica de los chóferes sino por la incompetencia gubernamental.Los lectores podrán enriquecer esta breve lista con sus propios ejemplos.Dentro de la temática del respeto por los derechos de los demás, próximamente se tocará el tema de los médicos que se olvidaron del juramento Hipocorístico.
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